Katia pasa las tardes enteras al pie de la Virgencita con sus amigos, entre bromas y pequeñas discusiones. Los días de Olga Mautino transcurren apaciblemente muy cerca de ahí, entre las flores y el cerezo de su jardín. Todo cambia el día en que Olga se acerca a increparles por la basura que dejan tirada. Desde ese momento, empiezan a llamarla Cruela de Vil y la declaran su gran rival. Están dispuestos a todo para molestarla.
Lo que Katia no imagina es que aquel encuentro será decisivo para ella y que si bien su vida tomará cauces inesperados, estos terminarán siendo reveladores
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